NAVEGAR

Soy Theda, una fotógrafa que vive y navega en un barco de vela. Estos son algunos de los recorridos y lugares que hemos visitado con nuestro barco Olé, un catamarán de 38 pies, además de pensamientos y anécdotas durante ésta travesía de vida por los mares. Salimos de Francia en Junio de 2011, y desde entonces hemos recorrido parte del Atlántico, Mediterráneo y ahora en 2013 estamos navegando en el Caribe.

sábado, 26 de octubre de 2013

Llegar a Roma en barco

Nunca me imagine que podía llegar a Roma en barco, pero si es posible. Salimos del norte de Cerdeña y navegamos 24 horas sin parar hasta Lido, donde esta el porto di Roma. Nos tocó mucho viento, unos 20 nudos, íbamos a 7 nudos de velocidad, el barco iba bastante rápido, la noche era muy oscura, no había luna, solo paso un carguero a lo lejos, casi todo el tiempo tuvimos mar de proa, con ola corta pero mucho viento. Mientras navegas entras en un estado de tranquilidad absoluta, y tu mente empieza a recordar muchas cosas, es una especie de meditación contigo misma. Acercándonos a Roma, el viento bajo a 8 y 10 nudos. Llegamos el 28 de Setiembre de 2011 alrededor de las tres de la tarde a la desembocadura del río Tiber, a lo largo del río hay muchas marinas, algunas grandes y otras muy pequeñas con pantalanes flotantes. Nosotros habíamos reservado en la marina Netter porque nos dieron un buen precio, los marineros eran simpáticos y había vigilancia. Esta vez visitaríamos Roma en bicicleta, nos llevamos las dos bicis y fuimos hasta la estación de metro de Lido Centro, doblamos las bicis y las subimos al vagón, nos bajamos en Porta de San Paolo. Desde allí fuimos al Appia Antica, el antiguo camino romano, todavía quedan algunas piedras del original. Fuimos por un camino tranquilo sin autos hasta las catacumbas  de San Calisto, donde hubieron más de 500 mil cuerpos, fueron las primeras tumbas cristianas subterráneas con laberintos y pasillos, y varios pisos de lapidas, los cuerpos los envolvían en sábanas blancas y cal viva para que no se descompongan, no me dejaron tomar fotos.


Al salir recorrimos un poco más del camino antiguo hasta el cruce del tráfico, hay que ir con mucho cuidado y pegados a la derecha para que los autos no te atropellen. Los romanos tienen fama de manejar rápido y el tráfico es bastante caótico. Llegamos hasta el coliseo, pero antes paramos en la heladería fantasía tenía unos helados de sabores muy exóticos; regaliz, jengibre, arroz, después cenamos en una pizzeria una pizza de prosciuto con arúgula y pomodoro fresco, una delicia. 


De regreso, el trayecto de Lido a la marina, ya era de noche y estaba muy oscuro porque vas por la carreta. Llegue agotada. A la mañana siguiente otro maravilloso día en Roma con la bicicleta, esta vez fuimos bordeando el río Tevere, entramos a la isla Tiberiana, es pequeñita sólo hay una iglesia, unas cuantas casas y un hospital. Luego dimos un paseo por el Trastevere. Un simpático barrio, con restaurantes, cafecitos con mesas afuera y tiendas, tiene una plaza donde hay una fuente en medio, allí está la basílica de Santa María, el techo del altar tiene unos mosaicos preciosos. 


De allí fuimos a la plaza Navona, repleta de gente como siempre, después seguimos hacia el Pantheon, hasta la via del Corso y de regreso paramos en la Fontana de Trevi, con toda la congregación de turistas, me metí entre ellos y tiré una moneda para pedí un deseo, que espero se cumpla.

De allí fuimos a cenar a la trattoria tonino, comí una pasta corta con pimienta y tocino, muy típica de Roma, y de segundo un vitello con funghi (ternera con champiñones), Paco comió una pasta y un bacalao con papas. De postre nos comimos un helado en Frigidarium, una heladería que esta en la misma calle. De regreso fuimos por la ciclopista que va al lado del Tevere, entramos por el puente Carour y bajamos al circuito, es muy agradable porque no hay autos, solo árboles de un lado y el río del otro, se respira una gran paz y tranquilidad. Salimos en el puente portese para ir por la via de la Marmorata hasta la estación Piramide para tomar el metro de regreso a Lido. Al día siguiente preparamos el barco, lo limpiamos, lave la ropa, compramos comida en el super para salir nuevamente a navegar, esta vez hacia las islas Pontine.




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