
Al salir recorrimos un poco más del camino antiguo hasta el cruce del tráfico, hay que ir con mucho cuidado y pegados a la derecha para que los autos no te atropellen. Los romanos tienen fama de manejar rápido y el tráfico es bastante caótico. Llegamos hasta el coliseo, pero antes paramos en la heladería fantasía tenía unos helados de sabores muy exóticos; regaliz, jengibre, arroz, después cenamos en una pizzeria una pizza de prosciuto con arúgula y pomodoro fresco, una delicia.
De regreso, el trayecto de Lido a la marina, ya era de noche y estaba muy oscuro porque vas por la carreta. Llegue agotada. A la mañana siguiente otro maravilloso día en Roma con la bicicleta, esta vez fuimos bordeando el río Tevere, entramos a la isla Tiberiana, es pequeñita sólo hay una iglesia, unas cuantas casas y un hospital. Luego dimos un paseo por el Trastevere. Un simpático barrio, con restaurantes, cafecitos con mesas afuera y tiendas, tiene una plaza donde hay una fuente en medio, allí está la basílica de Santa María, el techo del altar tiene unos mosaicos preciosos.
De allí fuimos a la plaza Navona, repleta de gente como siempre, después seguimos hacia el Pantheon, hasta la via del Corso y de regreso paramos en la Fontana de Trevi, con toda la congregación de turistas, me metí entre ellos y tiré una moneda para pedí un deseo, que espero se cumpla.
De allí fuimos a cenar a la trattoria tonino, comí una pasta corta con pimienta y tocino, muy típica de Roma, y de segundo un vitello con funghi (ternera con champiñones), Paco comió una pasta y un bacalao con papas. De postre nos comimos un helado en Frigidarium, una heladería que esta en la misma calle. De regreso fuimos por la ciclopista que va al lado del Tevere, entramos por el puente Carour y bajamos al circuito, es muy agradable porque no hay autos, solo árboles de un lado y el río del otro, se respira una gran paz y tranquilidad. Salimos en el puente portese para ir por la via de la Marmorata hasta la estación Piramide para tomar el metro de regreso a Lido. Al día siguiente preparamos el barco, lo limpiamos, lave la ropa, compramos comida en el super para salir nuevamente a navegar, esta vez hacia las islas Pontine.
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