NAVEGAR

Soy Theda, una fotógrafa que vive y navega en un barco de vela. Estos son algunos de los recorridos y lugares que hemos visitado con nuestro barco Olé, un catamarán de 38 pies, además de pensamientos y anécdotas durante ésta travesía de vida por los mares. Salimos de Francia en Junio de 2011, y desde entonces hemos recorrido parte del Atlántico, Mediterráneo y ahora en 2013 estamos navegando en el Caribe.

martes, 29 de octubre de 2013

Stromboli, un volcán activo

Sólo pensar que navegaríamos cerca a un volcán activo me daba mucho miedo, pero leí que era seguro, y mucha gente como nosotros iba en su barco para ver Stromboli, uno de los pocos volcanes activos con erupciones menores constantes durante el día, así que me animé.  Salimos de Cantabria el 17 de Octubre de 2011, navegamos toda la noche a vela para poder llegar de madrugada a las faldas del volcán y poder ver la schiara de fuoco, que son explosiones de lava que van bajando por el volcán hasta el mar, y sólo se ve de noche. Es un río de fuego que desciende, un espectáculo maravilloso, en ese momento me olvidé del miedo. 


No nos acercamos mucho con el barco porque puede ser peligroso, el fuego caía en el mar y burbujeaba hasta enfriarse. Le dimos una vuelta a la isla mientras amanecía, hasta llegar a la cala San Lorenzo, allí fondeamos un momento para descansar. Por la tarde nos movimos a una boya frente al pueblo y el volcán, me asomé a la ventanilla del barco y estaba allí; majestuoso con una fumarola constante en la punta. Bajamos al pueblo al día siguiente, el dinghy lo dejamos en la playa de arena negra. Tomamos un tour para subir al volcán, con un grupo de veinte personas y un guía, la excursión dura tres horas y sales a las 4 pm, es bastante cansado porque el camino es empinado, al comienzo vas por un camino de tierra bordeando el mar, da un poco de vertigo pero el paisaje es imponente, el mar era azul profundo, y allí estaba Olé, pequeñito en el agua. 


Rentamos botas para escalar más cómodos, después el camino cambia y subes por la lava, resbala un poco, caminamos por dos horas hasta llegar al mirador que está a 800 metros, hacia frío, estábamos al borde del mar hacia el otro lado del pueblo, por donde llegamos el primer día con el barco en la madrugada. Ya era de noche y empezó el espectáculo de las explosiones de lava, primero se escuchaba un sonido estridente que hacía retumbar la tierra, después se sentía el calor del fuego, y las cenizas que caían. Estas explosiones se repetían cada diez minutos, era impresionante sentir la fuerza de la naturaleza, estuvimos allí una hora en silencio; disfrutando, no te dejan estar más porque inhalas azufre. La bajada fue por otro camino y la hicimos más rápido, en 40 minutos ya estábamos en el pueblo. 


Al día siguiente el barco amaneció con una capa de ceniza, los primeros rayos del sol iluminaban Stromboli con su fumarola en la cima, y pensar que habíamos estado allí arriba tan cerca. Subimos el ancla y navegamos al lado de Strombolicchio, un pequeña roca que sale del mar que algún día fue el tapón del volcán. 


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